sábado, 21 de junio de 2014

La sangre corría a la carrera con la lluvía. En una mañana de cielos de plata,luminosos, en las azoteas de los bancos. Una explosión cerrada, atronadora, escuchamos en los corazones de los sirvientes. No quedó, rastro. Aclamaban a los nuevos reyes. Dios ,nos ampare.

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