viernes, 23 de mayo de 2014

De dar tantas vueltas, la tierra no se cansa
Ni se cae el agua,
ni el cielo infinito,
Entre las grietas de tus manos, oigo el viento.
Te miro de lejos,
como si estuvieras solo,
al otro lado de mi misma,
dentro del paraiso, mío,
uno,
solo,
monocorde,
en la playa amorosa,
esperando la marea nueva de arena y viento.

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