jueves, 13 de marzo de 2014


Te rasgas entre palabras usadas y entonadas de mil maneras para ser diferentes.
Déjalo, no lo intentes.
Esta es la tragedia, de todos los días. Una herida de arriba abajo,como de tela vieja.
Y un recuerdo, de muñeco que movía los ojos al agitarlo, encima de una mesa con ceniceros nacarados, en un patio oscuro, atraves de las tardes sin tiempo. Era  sencillo, en aquellos momentos, era lo que pasaba; ahora es difícil describirlo, faltan imagenes, sonidos, y sin embargo existe el deseo de  bucear en estos recuerdos, como si un tesoro hubiera sido escondido cuando fuimos verdaderos piratas de emociones.

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