sábado, 9 de noviembre de 2013

En sueños se veía
reclinado en el pecho de su amada.
Gritó, en sueños: «¡Despierta, amada mía!»
Y él fue quien despertó; porque tenía
su propio corazón por almohada. (CLXVII [xiv]


Si un grano del pensar arder pudiera
no en el amante, en el amor, sería
la más honda verdad lo que se viera-

Antonio Machado
De un cancionero apócrifo de Abel Martín

No hay comentarios:

Contribuyentes