lunes, 8 de agosto de 2011


Oigo tus llantos en las esquinas oscuras, agazapado en la noche, con tus manos en la cara y tus ojos rojos,
lloras a mis espaldas,
sacando tus palabras una tras otra como pececillos muertos.
Esto te arregla, ensimismado en tu mar estancado de reflejos.
Llegará la mañana,como una navaja rajando el horizonte de abajo arriba .
Todo se olvida.
Buscarás sirenas, que con monedas, te harán reventar por dentro,
como siempre hacen, los hombres grises de deseo.

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