martes, 4 de mayo de 2010


Subía por las escaleras de madera y escuchaba las clases de piano de Lourdes Crespo, la profesora del segundo izquierda. Aquellos ritmos y sus pausas, me hacían pensar sobre el corazón. En aquella época de mi infancia, el hombre más importante era un médico sudafricano Barnard , que había logrado el primer transplante cardiaco.Todo lo que se movía en torno al corazón, era lo más, después de los astronautas, claro.
Aquel piano, del segundo izquierda, era lo más parecido a la más maravillosa arritmia, misteriosa melodía del corazón del músico, pensaba.
Y me imaginaba que los músicos reflejaban así sus corazones, con latidos de notas.

1 comentario:

Io dijo...
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