lunes, 29 de septiembre de 2008


Hablababamos durante horas, después de apagar el motor de su moto.me hablaba de sus viajes a Afganistán, donde comprar heroína ,opio era una moneda corriente en los trenes. Me hablaba de los paisajes africanos de su niñez, de la rancia familia militar. Hablaba de la fenomelogía , su especialidad, con delicadeza ,sencillez, dejando su barbilla descansar sobre una de su rodillas, levantada, reposando sobre el borde de la silla.
Era bello Philip, muy bello.
Yo mimeticamente dejaba mi pierna en la misma postura, y así como dos aves, una enfrente a otra no parábamos de mirarnos, acariciarnos con las palabras.
Le hablaba yo de mis pacientes, entre risas le contaba las andanzas de los jefes de servicio perdidos entre papeles y llamadas de teléfono.
Reíamos, nos contámos historias, nos amamos ese invierno como dos aves, sabiendo que duraría nuestro amor como un viaje en busca de las costas de Africa.

3 comentarios:

Josep Ros dijo...

Sonia,

No se como puedes tener tantas ideas buenas e imaginativas.

Pareces una botella de cava al descorchar, a la burbujas del cava cuando están en copa, siempre moviéndose y en frenético movimiento queriendo salir, sin agotarse.

Sabes, ...me hubiera gustado ser Phipip, aunque fuera por unos segundos.

Un abrazo.

sonia dijo...

Gracias Josep, ya lo has sido y durante días.

Un abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...
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